SOY UN TOMATE

                                      

            Un día me decidí a probar las cosas tal y como son, sin mezclas, sin intermediarios, intentando llegar ( una vez más ) a la ESENCIA de las cosas. Abrí la nevera y cogí un tomate. Lo mantuve en mis manos durante un espacio de tiempo lo suficientemente largo como para ser consciente del momento. Solos, él y yo, frente a frente...

Observé detenidamente su piel ,rojo sangre, rojo fresco, como yo ( pensé ), yo también soy rojo. Es el color que siento dentro de mí. Seguidamente... Lo corté por la mitad... Aprecié su aroma... Su interior... Y lo fui comiendo lentamente, muy lentamente, como si a cada mordisco el mundo rotara por completo.

Haber comido un tomate siendo CONSCIENTE de ello, me llevó a la siguiente reflexión:

De qué color son los tomates?  El primer pensamiento es... Rojos!! 
Pero, también los hay de otro color? Por supuesto, los hay verdes, amarillos, anaranjados. Sí, eso lo sabe casi todo el mundo!
Y las semillas, de qué color son? (...) Ajá, eso ya no es tan fácil de saber, no? Las semillas de los tomates son  verdosas, recubiertas por una especie de gelatina viscosa en la que se aprecian y se intuyen toda la variedad de colores a la que pueden llegar las distintas clases...

Esta reflexión me llevó a otra reflexión ( no intenten repetir este experimento en casa... )

Los humanos, de qué color son?  Los hay de raza blanca, negra, amarilla, roja...
Y su semilla, su alma, de qué color es? (...) (...) (...)
Como en el caso de los tomates, seguramente, existe un estado primigeneo en el que todo es en POTENCIA y nada está definido. Siempre nos quedamos en el aspecto externo de las cosas sin pararnos a reflexionar un momento en toda la dimensión del asunto. Así pues, creo, que se puede llegar al TODO a partir de cualquiera de sus PARTES...

Desde hoy, soy un hombre pero también... SOY UN TOMATE